La población Mina de São Domingos es una aldea creada de la nada a partir de 1854, cuando el yacimiento de polisulfuros metálicos que ya había sido explotado por los romanos y durante el primer milenio a. C. fue redescubierto por Nicolau Biava, italiano piemontés que trabajaba en la Mina de Alosno en Huelva. Cuando los mineros del siglo XIX descubrieron los vestigios antiguos (escorial, pozos y galerías, ruinas de edificios, objetos de uso general y equipos de minería), las únicas señales de construcción moderna registradas eran una ermita dedicada a San Domingos, construida próxima al sombrero de hierro que coronaba el yacimiento de pirita, y el «Curral do Concelho» (recinto municipal vedado para animales), estratégicamente situado cerca de Pego da Sarna, el punto de la línea de agua con el mismo nombre a donde llegaba un manantial de agua sulfurosa (procedente de la lixiviación natural de los minerales presentes), cuyas propiedades químicas la convierten en ideal para tratar problemas dermatológicos. La cesión de la concesión de explotación minera, por arrendamiento de la empresa española de capital francés La Sabina a la empresa inglesa Mason & Barry, marcó el principio de una época de gran actividad en la Sierra de São Domingos y de completa transformación del paisaje. Además de la labor de vaciado de escombros de las galerías romanas y de abrir nuevos pozos y galerías, se construyeron viviendas para alojar a los mineros y sus familias y una gama de infraestructuras sociales —hospitales, teatro, farmacia, club recreativo, almacenes de víveres, iglesia católica, cementerio protestante para la comunidad británica residente y edifico de la administración— e industriales —talleres, carpintería, laboratorio, central de producción de energía, sistema de extracción de agua del fondo de la mina, hornos de tostado y, absolutamente decisivos para el éxito del proyecto, la línea ferroviaria entre la Mina de São Domingos y Pomarão y el puerto fluvial instalado en este último lugar, a orillas del río Guadiana y del río Chança. Durante los primeros años de funcionamiento, Mason & Barry dedicó todos sus esfuerzos a la extracción de agua subterránea, pero en torno a 1866 la caída del precio del cobre les obligó a reconsiderar su estrategia y, al año siguiente, empezaron la explotación a cielo abierto. A medida que avanzaba la abertura de la corta, se fue destruyendo la antigua aldea para reconstruirla en el lugar actual. A lo largo del tiempo se fueron añadiendo nuevas calles e infraestructuras sociales a la zona urbana, y las calles más recientes (Rua do Bispo y Rua de Dª Violeta) datan de mediados del siglo XX.